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domingo, 3 de noviembre de 2013

movimiento telúrico que ha espantado a rojos, progres, caviares, hueveras, pro terrucos, terrucos reciclados y otras bacterias y coliformes de la izquierda



En estos momentos se registra un terremoto grado 9 en todo el corral de la izquierda peruana, provocando que todos sus especímenes se alboroten en extremo (bueno, ya eran extremistas) y cacareen, chillen, balen, relinchen, rebuznen, gruñan, ladren y tuiteen, entre otros muchos ruidos indescifrables en las redes. El epicentro de todo este movimiento telúrico que ha espantado a rojos, progres, caviares, hueveras, pro terrucos, terrucos reciclados y otras bacterias y coliformes de la izquierda ha sido el Congreso de la República, donde se ha nombrado a Martha Chávez Cosío como miembro de un grupo encargado de coordinar los Derechos Humanos. 

Lo que pasa es que el cotarro zurdo cree que el asunto de los DDHH les pertenece. Han establecido una especie de derecho de propiedad privada sobre los asuntos de DDHH a base de sus ONGs. Nadie más que los caviares dueños de ONGs de DDHH puede ocuparse de estos temas. Pero lo peor de todo para ellos es que sea Martha Chávez, una política que se destaca por su valentía y coraje para responder a cualquiera que se le cruce en el camino, sin discriminación alguna. Se pasa horas "debatiendo" con todos los trols del rojerío en el Twitter. Si eso no es actuar apegada a la no discriminación, la tolerancia y el respeto por los DDHH, incluyendo el de los trols del rojerío, entonces ¿qué es?

Por un lado la caviarada siente que les están pisando el poncho. Alguien en el Congreso de pronto se atreve a cuestionar la labor de la CVR, esa sacrosanta e inmaculada concepción de la caviarada y la progresía para justificar toda la violencia política predicada y ejercida por la izquierda durante el siglo XX, y de paso para sentar las bases ideológicas del antifujimorismo como bandera de los DDHH. De hecho peligra todo ese entramado sociológico, antropológico y político que la CVR construyó para justificar su delirio de sangre en el siglo XX y para reciclarse con un nuevo rostro en el nuevo milenio. Algo inaceptable, además, para el negocio de los DDHH que las ONGs de izquierda ha monopolizado. Así como la izquierda llora y chilla por esa supuesta "concentración de medios" habría que reclamarles su concentración de ONGs de DDHH. ¡Ya basta!

El escándalo en todas las tiendas y chiqueros de izquierda se ha desatado. Las redes han explotado de mensajes cuestionando la designación de Martha Chávez. Los trols están ganándose su pan en estos mismos instantes insultando al fujimorismo en pleno, bestia negra de la izquierda pro terruca. Y para coronar la fiesta tenía que salir la chica del pastel: Claudia Cisneros, atormentada activista de izquierda, encabeza una histérica colección de firmas en una página web donde cualquier idiota puede abrir una cuenta y pedir firmas para las causas más aberrantes y estúpidas que se les pueda ocurrir. Encima, acepta firmas falsas. ¡Gran aporte!

Semejante proeza del activismo progre y de los eternos figuretis de Chollywood que se identifican con esta clase de inmundicia política, ha sido resaltada de inmediato por el diario chicha de izquierda La República. No falta nada. El guión está completo. Cabe esperar las infaltables columnas que al respecto ya estarán preparando Rosa María Palacios y Augusto Álvarez Ródrich, entre otros mermeleros de la prensa roja que anda reclamando más medios para seguir regando su hez en mayor medida. También viene la caricatura de Carlín y varias carátulas de La Primera y Hildebrandt. Veremos hasta dónde puede llegar la histeria progre por el nombramiento de Martha Chávez. 

Por lo pronto, y en respuesta a una pregunta que La Mula colgó en el Facebook, yo solo diría que si me siento mejor teniendo a Martha Chávez defendiendo mis derechos humanos, antes que la CNDDHH y Aprodeh, quienes prefieren preocuparse por los terroristas que tanto daño causaron a nuestra patria.

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